Las comunidades Kichuas, Shuar, Waorani, Cofán y su incansable lucha por la preservación de la Amazonía de sus territorios.

Comunidades con las que trabajamos

En 1967, Texaco-Gulf anunció el descubrimiento de reservas de petróleo en la Amazonía ecuatoriana. Sin embargo, este evento marcó el inicio de una serie de desastres ambientales graves que lamentablemente nunca se han remediado, causando daños irreparables a las comunidades locales.

Las provincias de Orellana y Sucumbíos se encuentran en la zona principal de influencia de esta actividad petrolera. A pesar de varios acuerdos en los que PetroEcuador y las corporaciones transnacionales se comprometieron a utilizar las tecnologías más seguras disponibles en ese momento, estas promesas nunca se materializaron. En los últimos 20 años, Petroecuador ha continuado utilizando estrategias de división y generando conflictos internos en las comunidades indígenas y colonas para obtener concesiones para nuevos pozos petroleros, lo que ha resultado en una continua degradación de los bosques y la propagación de enfermedades catastróficas debido a la contaminación de los suelos y ríos.

La introducción de la actividad hidrocarburífera en las comunidades indígenas Kichuas, Shuar, Waorani, Cofan y en las zonas intangibles del Parque Nacional Yasuní representa una amenaza para el futuro de las generaciones venideras y contraviene los derechos humanos y el derecho al buen vivir.

A pesar de estos desafíos, las comunidades y los pueblos indígenas estamos resistiendo y proponiendo alternativas sostenibles para preservar la salud de nuestros suelos, ríos y la rica biodiversidad que habita en nuestros territorios ancestrales.

El turismo y la producción de productos orgánicos representan una gran oportunidad para unir a nuestras comunidades y fomentar la conciencia en favor de la resistencia, al mismo tiempo que generan economías más responsables que respetan nuestra cultura ancestral y la biodiversidad.

COMUNA KICHUA SAN CARLOS - PANGA WASSI

En el cantón 'La Joya de los Sachas' de la provincia de Orellana, se encuentra la comunidad kichua de San Carlos. Los miembros de esta comunidad han tomado la decisión de revitalizar sus costumbres y tradiciones, incorporándolas al turismo de patrimonio cultural.

'Panga Wassi' es un centro cultural que promueve la conservación de sus tierras a través de prácticas sostenibles, como la permacultura, la reforestación y el ecoturismo.

Hoy en día, se enfrentan a la resistencia de su territorio, que está siendo tentado por la actividad petrolera en busca de oportunidades de explotación.

COMUNA KICHUA PARUTU YAKU – ILLA KUCHA

Los comuneros de Parutu Yaku son los administradores del Centro de Turismo Comunitario de Ila Kucha. A través de esta iniciativa, han asumido el papel de guardianes oficiales de la selva, protegiendo la biodiversidad que habita en esta zona. La región alberga una rica variedad de vida silvestre, que incluye dantas, jaguares, tigrillos, guatusas, sajinos, armadillos, así como una amplia gama de aves, como tucanes, tangaras, colibríes, pavas, búhos y garzas, además de numerosas especies de anfibios y reptiles, como caimanes, lagartijas gigantes y boas.


Patricio, uno de los experimentados guías turísticos locales, se especializa en identificar la fauna nativa. Con sus binoculares en mano, se para en la canoa mientras rema y zigzaguea por las orillas de la laguna en busca de especies silvestres. No hace falta esperar mucho para encontrarse con parvadas enteras de aves que cruzan el cielo entre un árbol y otro, o incluso un mono chorongo que observa con atención a los visitantes desde la copa de un árbol, mostrando sus tonos rojos bajo los rayos del sol.


Aproximadamente a 1 hora y 20 minutos de navegación hacia el sureste por el río, se encuentra Illa Kucha, cantón Francisco de Orellana, provincia de Orellana.

COMUNA KICHUA POMPEYA – PASHPANCHU LODGE

Los comuneros de Pompeya ha creado un lodge - Pashpanchu Lodge se encuentra en el parque nacional Yasuni. Este sitio de hospedaje te permite pasar tus noches en un silencio de armonía con la naturaleza.

COMUNA KICHUA PILCHI – MANDI FOREST

Para llegar a la comunidad El Pilchi son necesarias alrededor de dos horas de navegación selva adentro por el río Napo. Antes de llegar a uno de los corazones de la selva, la embarcación pasa por Puerto Providencia, puerto amazónico de donde salen los buques cargados de petróleo.
La comunidad El Pilchi está ubicada en la provincia de Sucumbíos, muy cerca del Parque Nacional Yasuní, considerado como uno de los espacios que alberga la mayor megadiversidad del planeta. Su riqueza natural es notable. Impulsado por los comuneros quienes han decidido conservar y preservar su territorio impulsando el turismo como una fuerte resistencia hacia las actividades petroleras el cual son tentadas llegar para la explotación.

COMUNA WAORANI ÑONENO

La Comuna Waorani Ñoneno se encuentra a unas 2 horas de navegación por el río Shiripuno desde la estación de control del Ministerio de Ambiente en Shiripuno, en la provincia de Orellana. Esta comunidad es el hogar de una rica biodiversidad tanto en fauna como en flora. Su profunda riqueza cultural te brindará una experiencia auténtica.
Ñoneno ha optado por preservar su territorio y ha basado por completo su economía en el turismo de experiencias vivenciales, aventuras e inmersión en la selva. Esto permite a los visitantes disfrutar de una verdadera conexión con la naturaleza y la cultura local.

COMUNA BAMENO

Los 150 Huaorani que conforman la comunidad de Bameno desempeñan un papel fundamental como protectores de la selva amazónica en la región de Ome Yasuni. Son guardianes no solo de la rica fauna y flora de la selva, sino también de las tradiciones ancestrales que han heredado de las antiguas civilizaciones amazónicas.
The wisdom of the elders, the knowledge of herbs, the art of hunting and fishing are essential components of their heritage. These aspects are valuable to the Bameno community, as they wish to not only preserve and protect them, but also share them with those who have an interest in the rich Amazonian cultures.

Visiting the community of Bameno on a ten-hour canoe trip is not only a sporting adventure, but also a discovery of an ancient reality in which human beings and nature have remained closely united.